Casi con los ojos cerrados tomamos camino hacia el prado de la Vega,(llegábamos de viaje en la madrugada pasada), las nubes cubrían, para nuestro disgusto, el cielo; el frío se calaba entre nuestra ropa.

Al llegar al prado de los primeros apenas había nadie y llegamos a pensar que no era San Roque.

Continuaré con la crónica un poco más adelante, por ahora pongo las fotos que se hicieron en estos espantes del día 16.